La nutrición en la edad adulta se debe enfocar a mantener la salud y a prevenir el desarrollo de enfermedades mediante una alimentación variada, sana y equilibrada. Los hábitos alimentarios se deben combinar con hábitos de vida propicios que incluyan la práctica regular de ejercicio físico, así como la reducción del consumo de alcohol y tabaco.
- Consuma alimentos variados y en cantidades moderadas, que contengan hidratos de carbono, lípidos, sales minerales como magnesio, hierro, zinc, cromo, selenio, yodo, fósforo, calcio y vitaminas.
- Consuma alimentos ricos en fibra como cereales, avena, frijoles, garbanzos, salvado de trigo, fideos de tipo integral, lentejas, peras con cáscara, manzana, naranja, plátanos, zanahoria, brócoli, espinacas, etc.
- Prefiera la leche deslactosada y baja en grasa.
- Evite el exceso de grasas saturadas: manteca de cerdo y las mantequillas animales o productos de la leche con grasa.
- Consuma aceite vegetal, carnes blancas como el pollo sin el cuero y el pescado. Prefiera las carnes pulpas.
- Consuma frutas y verduras frescas crudas o cocidas al vapor, no más de cinco minutos.
- Evite el consumo de fritos: prefiera las comidas preparadas al horno, asadas, a la plancha, al vapor o cocidas en agua.
- Evite el consumo excesivo de azúcar, mieles, confites, helados, gaseosas y otros.
- Evite el uso excesivo de sal.
- Reduzca el consumo de café y té.
- Coma entre las 6 p.m. y 7 p.m., y manténgase activo hasta una hora antes de acostarse.
- Evite los ayunos prolongados.
- Si identifica medicamentos que le produzcan disminución del apetito, irritación gastrointestinal o náuseas, informe al médico por que pueden conducir a un estado de malnutrición.